jueves, 7 de noviembre de 2013

Sonidos

Mírame querido amigo y comprobarás que no soy el mismo. Dirás "ese no es el chico al cual miré hace unos años", y yo responderé con una gran sonrisa "solo quise ser lo que quiero ser". Ser feliz como un niño y pensar tal como adulto, pero, en que se basa ser adulto?.

Hace años tomé rumbos ajenos, me adentré a lo mundano.. quise probar el pecado. Fue como una melodía susurrando mis oídos y diciéndome con una dulce voz: Ven a mi.

Yo me ofrecí, no pude negar aquella voz. Conocí al pecado y conocí el lado oscuro. Pero, que tan oscuro era? ¿Qué tan placentero será? ¿Que tan doloroso es?

Oh pobre de mi que se introdujo en un mundo de esclavitud. Donde veía personas sonreír y a la vez llorar. Era tan dulce! me sentía en el paraíso, y claro, cualquiera que leyera mis palabras pensará sobre mi demencia, pero amo ser así.

Conocí al amo de todos, al fruto del pecado, a mi mismo. Tan solo entiendan que cada uno es el fruto de su ser para el ser.

Caí, fui derrotado por mi pecado. Me tuvo entre sus pies y no me paré durante mucho tiempo, y lo gracioso es que me gustaba que me dominara. Por alguna razón, amaba pecar. Pero, por qué no llevas la fiesta en paz?

Creí tener poder, creí que cambiaría, creí en el pecado. ¿Tan poderoso es un pecado? ¿Tan poderoso logramos ser en nuestro interior? Es increíble todo lo que podemos hacer. Pero en toda es niebla, hubo luz.

Y él dijo: "Antes tu no eras así.". Yo, con la misma risa le respondí "Pues soy libre".

Y el sonido del pecado cada vez se hizo perfecto. Se hizo un "No pecado". ¿Es eso posible?. Pues estoy cansado que el mundo finja ser algo para alguien o ser algo para uno mismo si saber lo que es.

Y mis camino cambiaron, ahora escalaba montañas y un nuevo sonido apareció en mi vida. Era mas frío, menos dulce y menos sonoro.

Y el dijo "¿Por qué escalaste tanto?", y yo con otra risa mas pronunciada le dije, "Por que yo decido que recorrer".

Y el sonido avanzaba mientras escalaba, me sentía cómodo, pero friolento. Era mi etapa de incubación. No tenía a nadie, pero tenía el sonido, frío, pero lo iba conociendo. Comenzamos a reír y a llorar. Aún esa luz estaba lejos de mi y apenas era un adolescente. A veces caía de toda la montaña y volvía a la dulce melodía del pecado y el cual adoraba escucharla. Pero me olvidé de mi otro sonido, así que decidí escalar de nuevo.

Y él dijo: "Eres diferente a todos". Y yo con una risa de vergüenza le dije: "No soy diferente, solo soy lo que debo ser".

EL sonido me enseñó la dos caras de la vida. Me enseñó lo que debo y lo que no debo. Es ahí cuando comencé a darme cuenta que el primer sonido no era tan dulce y armonioso como aparentaba, pero aún así, me encantaba.
Y llegué a la cima con esperanza de encontrar esa luz, pero un nuevo sonido apareció. Era más frío, muy desafinado y tosco. Lo odié.

Y él dijo: "¿Eres feliz?". Miré al cielo y le respondí con una gran sonrisa: "No".

Caminé y caminé y no soportaba ese sonido. Me sentía incomodo y aún no se como pude dejar de "escuchar" los otros que me daban paz. Apenas tenía 15 años.

Y él dijo: "Pero te veo muy feliz". Y yo le dije: "Solo ven la felicidad que quiero que vean".

Me acostumbré a su sonido tosco, viví entre sus vientos y me enseñó a fingir. Quizás lo correcto era eso. Quizás fingir te hace parte de algo. Quizás decir "me gusta" implica en la mentira. Me hizo recordar al primer sonido. Y fui feliz.

Tres sonidos en mi vida y cada uno es importante. Ahora tengo 19 y tengo 19 sonidos por el cual contar. Tengo una dulce melodía en mis hombros que quieren saltar. Tengo una verdad y una mentira. Tengo mucho.

Y él dijo: "Entonces eres un hipócrita".

Yo agarré su hombro y le respondí.

"No soy hipócrita. Solo le doy al mundo lo que quiere ver. Soy feliz en este mundo. He aprendido a escuchar todos los sonidos de cada persona en su hogar porque intento vividlos atravesando barreras. Estoy triste porque el ser de mi ser solo será feliz cuando el mundo sea feliz. Pero por mi tristeza dejaré mi alegría. Mas bien, soy como una hoja caída. No quise ser parte del árbol.

Y él dijo: Enséñame.

yo: Ya te enseñé. Queda en ti aprender. La vida no son palabras, no son hechos, no es lo que vez. Tan solo es tu ser para el ser. Conoce los sonidos. Conoce la realidad. Pero os digo aquí: SI SIGUES AL PIE DE LA LETRA MIS PALABRAS, SORDO Y CIEGO SERÁS. ¿Por qué? Ustedes son sus límites. Y quiero que entiendan que lo que yo se no es doctrina, no es vida, no es verdad ni realidad. Tan solo es tu ser. No confundas el ser.

Y mi camino terminó porque llegué a la luz. Sin sonido, sin nada. Tan solo me conocí. - "PENSAMIENTO DEL INCONSCIENTE" - Monseñor. (G. Rázuri)

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