lunes, 31 de marzo de 2014

El poema obsesivo del sacerdote enamorado

Señor Omnipotente
hoy te rezo  más,
que entre miles de gentes
la vuelvo a encontrar,
Omnipotente Señor
sabe que orgulloso soy
de infundir el primal amor,
y en eso todavía estoy;

¡Entonces!, ¡Señor!, pido
sin permiso un perdón,
pues mi cabeza ha sido
perdida en mi corazón.
¡Intercede, María!,
pues el Padre me castiga
sin razón a cada día
y la siento más indigna;
¡Perdona! Señor mío,
pero me tiene que escuchar
o reclamo mi albedrío
o con Lucifer he de tratar.
Resalta el fuego ateo
que queman mi fe
cuando su baile veo
y mucho más cuando me ve.
Me llamó una vez, Dios,
y una sotana me vestí
pero débil mortal soy yo
que a un ángel perseguí,
y si jamás yo he de amar
entonces qué hacer Señor,
si al verla dejo de respirar
y pierdo todo el fervor.
Ten piedad de mí,
ten piedad de ella,
y en otra vida o muerte,
hazme un ser fuerte.

Mr. Dopp


No hay comentarios.:

Publicar un comentario