Ya estaba en mi mente. Una vez mas veía muchas puertas donde se almacenaban miles de recuerdos. Me traían gratos recuerdos, pero una puerta muy apartada de los demás estaba con cadenas. Me acerqué para recordar.
- Aún quiero saber quien soy. - Escuché mientras me acercaba. - Estás muy cerca... No eres humano... Eres condenado... Vivirás para morir.
Al llegar a la puerta, noté un trono a lado de ella. Sucio, maltratado, con un mal aspecto y un olor putrefacto.
- ¿Por qué me abandonaste? - salió un grito de la puerta maltratada.
Intentaba recordar que había detrás de esa puerta, pero no lograba. Me apoyé a la puerta y escuché a alguien llorar.
- ¿Por qué me hiciste eso? Pensé que éramos amigos.
Impactado por las palabras, quité las cadenas para poder ver a quien había aprisionado. Abrí la puerta y vi a una persona arrodillada, sin fuerzas, atada a muchas cadenas en diferentes partes del cuerpo, menos en un brazo.
- ¿Quien eres? - pregunté.
- ¿A caso ya no me recuerdas? - Soltó una carcajada. - Jugábamos juntos.
- No recuerdo. ¿Secundaria? ¿Primaria? - Pregunté.
- Toda la vida hemos jugado. - Soltó otra carcajada.
El ambiente se ponía pesado y escuchaba pequeños gritos a mi alrededor.
- ¿Como te Llamas? - Pregunté.
Agitaba su cabeza y gritaba de dolor pero a la vez se reía. No dejaba que vea su rostro.
- ¿Como te Llamas? - Preguntó.
- Deamonds. - Dije. - Pero yo quiero saber tu nombre.
- Me llamo... - se detuvo.
Alzó lentamente la mirada como si sobrara el tiempo del universo. La poca luz de la habitación comenzó a alumbrar su rostro.
- Me llamo... Deamonds. - Dijo.
Caí al suelo al verme a mí mismo encadenado.
- ¿Ya me recuerdas? Soy aquél quien te llevaba de la mano. Con quien hablabas y decías "hagámoslo". Yo soy tu.
Me paré lentamente.
- Tú eres aquel quien me manipuló. Eres el ángel que decía protegerme. Eres mi pecado.
- !BRAVO! me recordaste. ¿Ahora que debo matarte? Lástima que no puedo. ¿Ahora te preguntas porque sigues pecando? ¿Pensaste que te librarías de mí con desterrarme de mi trono? ¿Oprimirme en tus recuerdos? !NO! Sigo aquí. Yo no he muerto. Soy tu.
- Pensé que...
- Si quieres verme muerto, tendrás que morir. Si quieres ser libre de mi, pues hazlo, tienes el poder de hacerlo, pero no lo haces porque a pesar de estar encadenado, tengo el poder en ti. Ya no como era hace años, pero suficiente para hacerte pecar.
- !ALEJATE! - Corrí hacia la puerta.
La puerta no quería abrirse.
- Es imposible, ya entraste y no saldrás. Cargarás mis cadenas hasta el fin de tus días.. o, hasta que el humano me libere. Pondré tu destino en la decisión del humano. Ahora eres una pieza. Tu decides.. O TE CONDENAS! O LOS CONDENAS!
Recuerdos del Interior - Monseñor
No hay comentarios.:
Publicar un comentario