jueves, 5 de septiembre de 2013

El vagabundo

El mundo es tan grande
pero más lo es una desconocida ciudad,
en donde solo conoces a tu soledad,
donde uno es mortal entre los inmortales.
El pobre vagabundo que nunca hizo mal
ahora le destrozan sus ojos de cristal;
siempre él está: con su baja mirada,
no está en su mundo, no está en la nada.
Se sienta en un parque, él amilanado,
vienen unos niños y ellos "jugando"
tiran piedras al vagabundo lastimado,
y éste corre, por paz va buscando.
A tal ecléctica acción de desdeño,
siempre se pregunta por su vida:
"¿Es esto una pesadilla o un sueño?
¿Cuándo despierto?, ¿ y la salida?".
Corre, Corre y sigue corriendo
y aunque tu cuerpo está escarpado,
sigues tú ahí corriendo,
perdónalos, que ellos no saben tu pasado.
Él nació callejero, entre pobres,
y a él no le importa ni siquiera el cobre,
él nació fiel, porque así es su naturaleza
pero no le tocó un amigo ni de sorpresa.
Pobre eres y no te dejan ir,
morirás aquí en esta ciudad;
si tuviera el poder, te dejaría vivir
y liberarte de la monstruosidad.
Llora él solo, lloro yo al verlo,
cómo no le daría un cielo;
él quiere cambiar y no puede hacerlo
cómo no le daría mi cielo.
Al final del maltrato de los demás,
él regresa a su cajita como hogar,
vive solo, no hay nadie más,
enrolla su cola y se echa a llorar.
Mr. Dopp

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