los quería tanto y los quiero tanto
que a su dolor entraba mi compañía,
yo lloraba con ellos y mis lágrimas eran un ramo
de pura empatía, sangrantes como el amor
dolorosas como el último adiós.
Jugábamos toda la noche y todo el día
nunca nadie terminábamos cansados,
eran energéticas nuestras risas en melodía
cuando inocentes intenciones de humanos
se vivían, presentes tengo sus abrazos
siempre con ellos un apretón de manos.
La ropa era primordial y por eso se exhibían
con originales marcas de antaño,
y con un flamante color se adolecían
y en ellas un estampado "te amo"
en su lencería, conversaciones de amor,
odio y chismes de ignotos en una canción.
Una vez yo tuve amigos por los cual moría,
los buscaba en sus casas, la calle, el antro;
ellos así sin dejar huellas se me iban
y yo con los recuerdos más que intactos
que la conciencia pedía, se fueron y me quedó
un extraño sentimiento de amargo sabor.
Una vez yo tuve amigos por los cual moría,
pero en mi mesa familiar me faltan los raros
del barrio a los cuales yo quería,
se me han ido, han crecido y yo un niñato
sigo con los juegos de pelota y con sucia ropa
y pensando en ellos dije: " ya nada es igual".
Mr. Dopp
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